Ejemplos recientes como Intocable o Profesor Lazhar
demuestran como es posible poner humor en el drama y de
hacerlo con notables resultados sin caer en los excesos en los que suele incurrir el cine español cuando afronta estos experimentos.
La Delicadeza parte de un original literario
que el propio escritor y su hermano han llevado al cine. La película es una película
sobre la pérdida de un ser querido pero también sobre segundas oportunidades y
de cómo el amor o el afecto están donde menos esperamos.
Todo comienza con un encuentro casual en un café. Una pareja
se conoce empieza una relación hasta que un hecho trágico les sacude. A partir
de ahí la película muestra el duelo de uno de los protagonistas y sus esfuerzos
por rehacer su vida. Otra causalidad le llevará a conocer mejor a uno de sus
compañeros de trabajo, curiosamente la clase de persona educada y delicada en
la que nadie se fija.
Hábil mezcla de drama, comedia, historia de amor la película
se beneficia de una escritura precisa, de unos personajes convincentes si
entramos en el juego que propone. Evidentemente en la vida real no nos encontramos
demasiadas chicas como Audrey Taotou dispuestas a empezar esa curiosa relación con
su subordinado. Me atrevería a decir que también es difícil encontrar a gente
tan buena como el protagonista. Dejando de lado estas convenciones, este juego
que casi siempre es el cine, el espectador disfrutará, se dejará llevar por la
historia y casi se hará imposible que no se enamore también del personaje de la
Taotou.
Una película muy recomendable, de esas que fácilmente gustarán
a todo tipo de público, algo que parece fácil pero que hoy en día es difícil
encontrarlo con un mínimo de calidad.
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