Ang Lee adapta una novela en su última película tal vez más
preocupado por el poder visual de la historia que por la trama. Se entiende que
Lee tuviera ganas de hacer algo diferente, de contar una fábula que pudiera
explorar las posibilidades del 3D. Lo que ocurre es que esta especie de Náufrago
New Age se acaba haciendo repetitiva y deja de interesar.
La película empieza muy bien partiendo de una situación
clásica. Un escritor empieza a escuchar la historia extraordinaria de un
hombre, Pi, nacido en la India y protagonista de un sinfín de situaciones
curiosas. Un naufragio en el que pierde a su familia le une a unos compañeros
de viaje un tanto especiales.
La Vida de Pi es una película muy bonita de ver, por
momentos más parece uno de esos documentales del National Geographic que una
película. Lee se preocupa de que el plano sea espectacular, utiliza un colorido
impactante pero acaba repitiendo imágenes. Con el naufragio, rodado de manera
espectacular, la película se estanca y uno empieza a desear que pasen más cosas
o que se avance en la narración.
Al final queda como un bonito cuento algo cansino en su
desarrollo y con un discurso sobre la existencia de Dios y la necesidad de
imaginar que no deja de ser interesante.
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