Mientras veía esta película no podía evitar acordarme de Mi
semana con Marilyn. Como en aquella película Hitchcock cuenta con la simpatía
de los cinéfilos deseosos de ver cómo se gestó una de las obras cumbre de la
Historia del Cine y de adentrarse en la vida privada de su creador.
Lamentablemente Hitchcock parece más un telefilme que otra
cosa. No explica demasiadas cosas que no sabíamos y lo que cuenta no lo hace de
forma especialmente brillante. La película muestra cómo la historia del asesino
en serie Ed Gein obsesiona al cineasta hasta el punto de hipotecarse en la que
será su nueva película. Al mismo tiempo su matrimonio se resiente un tanto y
los celos del director afloran a la mínima ocasión. Hitchcock se mueve entre la
anécdota rollo extra de dvd, el “cómo se hizo” y el cotilleo a la vez que
revela el papel capital de su mujer en su carrera.
Si la película aguanta es por el trabajo del reparto y
porque aunque sea sosa no molesta demasiado, por más que se haga repetitiva. De
tanto en tanto uno sale del tedio con algún detalle curioso como la aparición
de alguna actriz o algún secretillo de rodaje pero el resultado final de la
peli es bastante decepcionante.
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