Pedro Almodóvar tenía ganas de volver a la comedia y a buen
seguro el guión de Los amantes pasajeros le hacía la gracia suficiente como
para volver al género que más fama le ha dado. El problema es que la película
no hace gracia, sus chistes suenan a viejos y aunque dura hora y media a un
servidor se le hizo muy larga.
Un avión, la clase turista anestesiada y la primera clase
revolucionada, sirven al director manchego para elaborar una historia
deslavazada y poco interesante que intenta hacer un poquito de crítica pero de
manera muy pueril y que no funciona. Solo salva a esta mala película de ser una
cosa infame el trabajo de sus actores, no de todos, porque alguno está
francamente mal, pero sí que alguno que otro dan un poco de dignidad al
conjunto.
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