Los misterios de la taquilla son inescrutables. Porque no se
entiende que esta película haya triunfado durante tantas semanas consiguiendo
muy buenas recaudaciones en EEUU. Más allá de la presencia de Melissa McCarthy,
la robaescenas de La boda de mi mejor amiga, por cierto aquí vestida y maquillada por su peor enemigo, la película es tan previsible y
aburrida que provoca más bostezos e incluso irritación que risas.
Y es que el desarrollo de la historia se hace muy cansino y
lo que es peor muy previsible. Tenemos a la típica pareja protagonista que no
se aguantan pero que ya sabemos cómo acabarán. Supongo que como los
realizadores se dan cuenta de lo endeble de la propuesta meten una historia de
tiros por el medio (con la presencia risible de Robert Patrick) que no acaba de
funcionar tampoco.
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