Ni en su película más controlada, Australia, Baz Luhrmann
no fue capaz de renunciar a sus señas de identidad. Por lo tanto en El Gran
Gatsby, donde se le presenta un terreno propicio para mostrar su talento
visual, el estilo Luhrmann casi engulle el resto de la historia.
Con este director ocurre como con tantos otros. Tiene una
personalidad tan acusada que difícilmente el no afín disfrutará de alguna de
sus películas. Por el contrario el espectador más fan estará buscando constantemente
ese toque Luhrmann y se sentirá decepcionado si no lo ve. Un servidor
podría estar en el grupo de los fans, aplaudo tanto Romeo + Julieta como la no
superada Moulin Rouge! E incluso me gusta Australia, denostada por casi todos.
Con El Gran Gatsby me ocurre que me cuesta entrar en la peli. Como en todas el
ritmo de inicio es arrollador y cuesta centrarse en la historia. Las fiestas
son espectaculares y en manos del director se convierten en algo desmesurado.
Poco a poco la peli me va ganando, me va interesando y a partir de la
excepcional aparición de DiCaprio la película crece y me convence.
Pero poco a poco y, curiosamente, cuando Luhrmann va
calmando su desmesura, la peli va perdiendo fuelle y se me hace demasiado
larga. De todas formas sigue siendo una película interesante y atractiva que
saca provecho de un reparto desigual en el que brilla con luz propia un actor
como Leonardo DiCaprio que algún día obtendrá el reconocimiento que merece.
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