De juntar la trayectoria errática de Will Smith, el nulo
talento interpretativo de su hijo, y a un director brillante perdido en tonterías
no podía salir nada bueno. After Earth es una pena, un constante quiero y no
puedo, un pálido reflejo de lo que una vez fue una de las personalidades más
sobresalientes del cine: M. Night Shyamalan. No hay nada de su talento, de su
forma de rodar, de sus guiones, en After Earth. Solo queda una historia de
supervivencia vista mil veces, un discurso indigesto, unos efectos correctos y un
protagonista lamentable. Y encima es tan aburrida que el espectador desconecta
a los quince minutos.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo. Y encima, un guión que insulta la inteligencia del espectador.
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