El rojo de la sangre es el color dominante en la nueva
película de Nicolas Winding Refn. Sangre
que buscan los protagonistas para obtener venganza, sangre que una madre quiere
ver derramada para saciar el dolor por la muerte de su hijo. Sangre que hierve
al sentirse humillado. Esperaba Sitges con expectación lógica el nuevo trabajo
del director de Drive tras su paso por el Festival de Cannes donde las crónicas
destacan un sonoro abucheo. Pero, como suele pasar, las crónicas no siempre son
acertadas.
Only God Forgives está en la línea de Drive, no entiendo el
porqué de tanta sorpresa. De nuevo tenemos personajes que hablan muy poco, una realización
estilizada, un empleo del sonido y la banda sonora contundente. La historia es
de nuevo mínima, la muerte de un chico que mata a una chiquilla desata una
oleada de violencia y venganza de consecuencias imprevisibles. Ryan Gosling
encarna de nuevo al protagonista con tanta economía de gestos como acostumbra.
Pero quien le roba la función es una sorprendente Kristin Scott Thomas en el
papel de una madre dominante y llena de odio.
La película me fascina desde el minuto uno y no me deja
hasta el final. Como en los mejores Lynch, Winding Refn me atrapa con esa
manera de filmar, ese empleo de los ruidos, del sonido, que crea una sensación
de amenaza continua. Tiene también la película una extraña belleza que ni
siquiera pierde en los brutales estallidos de violencia.
Si Only God Forgives era esperada y comentada también lo es Gente en sitios. Una propuesta arriesgada, hecha con 4 duros pero muchos actores famosos y que escarba en lo peor de nosotros mismos, en lo absurdo de nuestra existencia. Se compone de una serie de micro historias que no siempre funcionan. Personalmente desconecto rápido de la película y solo me reengancho en alguna historia. El resultado me parece muy prescindible más allá de lo experimental de su forma y el trasfondo que se intuye.
Y aún no me había ido de ninguna peli pero esta tarde escribo esto porque he huido de L’etrange couleur des larmes de ton corps, un horror en el que suben mucho el volumen y ponen cuerpos desnudos y muchos planos detalle para ocultar su pedantería y su falta de rumbo.
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