El remake por definición suele ser un ejercicio inútil que
no suele aportar nada a lo ya visto en el original. Si además el remake se hace
de una película de calidad el resultado de la copia o reformulación es aún más
incierto. Cuando se planteó que el cine americano preparaba un rehacer el Old
Boy de Park Chan Wook nos temimos lo peor. El baile de nombres que ofrecía
directores y actores disparatados no nos reconfortó. Que Spike Lee se pusiera
al frente y dijera que se iba a centrar en el material original, no en la
película podría ser un buen comienzo.
Así que la curiosidad me puede y marcho a ver este nuevo Old
Boy. Reconozco la historia, la situación, arrugo la nariz cuando veo al
villano, no me acaba de convencer esa sobreactuación de Josh Brolin… pero la
película no está tan mal. Mantiene el interés, no está mal rodada (la escena de
la pelea en el pasillo a martillazos está cambiada pero funciona) aunque no
consigue ni de lejos la intensidad de su predecesora en los momentos cumbre
(Roque Baños no ha podido emular la grandeza de la banda sonora original, por
ejemplo).
Lo peor de este remake no es que no aporte demasiado a lo ya
visto. Lo más lamentable es que lo que tiene de nuevo, como el final, sea un
pegote que no convence.
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