Un año
más la entrega de los Oscar se ha movido entre lo más previsible como es
premiar a aquellos actores que interpretan a personajes con discapacidades
físicas o mentales (Julianne Moore por Siempre Alice y Eddie Redmayne por La
teoría del todo) y lo inesperado de ningunear a una de las sensaciones de la
temporada como es Boyhood dándole solo el premio a la mejor actriz secundaria
para Patricia Arquette.
Si bien
hay empate en el recuento final entre Birdman y El Gran Hotel Budapest es
evidente que la primera es la gran triunfadora de la noche al llevarse el
premio a la mejor película, director, guión original y fotografía. En este año
de mediocridades, elevadas por obra y gracia de premios y nominaciones, que
Birdman se lleve los premios importantes es hasta cierto punto mal menor aunque
un servidor no ve esas grandes cualidades que se le atribuyen. De hecho
considero que este año el cine español presente en los Goya ha tenido películas
mucho más estimulantes que las que han reconocido sus colegas de Hollywood.
Más
imaginativa pero un poco fallida, El Gran Hotel Budapest se lleva los premios
de Banda sonora, diseño de producción, maquillaje y peluquería, diseño de
vestuario. Premios de esos que se llaman técnicos o menores y que en realidad
solo importan a los de su gremio.
Whiplash
ha hecho buenos los pronósticos y J.K. Simmons se lleva el Oscar al mejor actor
de reparto. La película también obtiene el de montaje y montaje de sonido; The
imitation game se ha llevado el Oscar al mejor guión adaptado; Selma se debe
contentar con el de mejor canción; Interstellar con el de efectos visuales; El
francotirador con otro de sonido.
En el
apartado de película de habla no inglesa tampoco ha habido nada destacable ya
que la polaca Ida se ha llevado el premio. La mejor película de animación ha
sido Big Hero 6.
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