Para vuestro uso y disfrute, rescatamos dos episodios de mayo de 2007.
Un bonito rincón de PAZ y TRANQUILIDAD, el CINE y la TV desde otro punto de vista
sábado, 15 de agosto de 2015
sábado, 1 de agosto de 2015
INSIDE OUT (DEL REVÉS)
20 años separan Toy Story de
Inside Out, 20 años en que la compañía ha pasado de ser un fenómeno que
demostraba las posibilidades enormes de la animación por ordenador a
convertirse en una creadora de emociones.
Con Toy Story el público
descubrió aquello que los juguetes hacen cuando no los vemos y nosotros solo
acertamos a vislumbrar lo que la compañía sería capaz de hacer en los años
siguientes. Al igual que las entregas de Toy Story fueron desplazando el foco
de los juguetes a sus dueños, en definitiva a nosotros mismos, empezamos a
darnos cuenta que Pixar no es solo responsable de películas para niños.
Los adultos descubrimos que
además de disfrutar con lo mismo que los niños encontramos en sus películas
otros elementos de interés y conmovedores.
Porque el cine de Pixar habla
siempre de nosotros, sea en forma de juguetes que se dan cuenta que Andy se
hace mayor; de bichos convertidos en los 7 magníficos; de Monstruos que no
pueden dejar de visitarnos; de peces que viven grandes aventuras; de súper
héroes cotidianos; de coches que hacen la carrera de su vida; de ratones con
aptitudes culinarias; de robots más humanos que los humanos; de abuelos que
descubren que la mayor aventura ya se ha vivido; de heroínas que se resignan
contra su destino.
Es en Inside Out donde la
compañía ha dado un paso adelante. Adormecida en continuaciones y derivaciones
de sus éxitos, han apostado fuerte situando al espectador en la cabeza de una
niña que ve como una mudanza trastoca su mundo. La película funciona para los
más pequeños por sus personajes aventureros, colores, texturas; pero de nuevo
es el adulto el que ale sobrecogido de la sala. Se ha reconocido en esos
personajes, ha visto su niñez, su juventud, los primeros amigos, lo que dejamos
atrás cuando nos hacemos mayores.
Como dicen en los créditos, los
creadores agradecen a sus hijos la película y les piden que nunca crezcan. Como
Peter Pan, el espectador que ve Inside Out por unos mágicos minutos se
convierte en el niño que fue, recuerda con nostalgia esos momentos y dice
también adiós a muchas cosas que la protagonista debe dejar de lado.
Se llama crecer, se llama
evolucionar y la película nos muestra ese cambio de manera espectacular,
brillante, divertida e ingeniosa pero sobre todo con dos o tres momentos marca
de la casa que te dejan el corazón encogido.
Se llama crecer. Lo cual según se
mire es abandonar al niño que fuimos en ese pozo de recuerdos que se difuminan.
Pero gracias a Pixar podemos darle aire a ese sentimiento, recordar y no
olvidar que dentro de nosotros sigue estando ese niño que, cual anuncio
pegajoso, de tanto en tanto reclama su espacio. Escuchémosle un poco. Se lo
debemos.
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